propuesta_noviembre_13

31 hostigamiento y menosprecio etnocentrista. Así, el paso por el servicio militar fue un proceso solitario, personal, en el que muchos aymara debieron aprender castellano o callar. Fueron llevados fuera de sus entornos familiares y, entonces, alejados de sus tradiciones, prácticas rituales y cotidianas; lejos de sus cerros protectores, de los animales y fuentes de agua sagradas; lejos de la vida ganadera, bofedales, hierbas, frutas y flores que solían tocar, ver, oler y, por lo tanto, conocer: tanto en sus propiedades medicinales como en las tóxicas o bien reconocer si eran o no comestibles. En la imagen, que don Germán guarda en uno de los muchos álbumes de fotos que tiene en su casa, aparece él con 19 años en la ciudad de Arica.

RkJQdWJsaXNoZXIy MjA1NTIy