EL MANDINGA :: Historias del diablo en la zona central de Chile

195 CON EL DIABLO EN EL CUERPO 3. La supuesta poseída de Conchalí: Cuando el diablo es inocente Cada cierto tiempo, más de algún fanático de las temáticas paranormales se acerca hasta la capilla San Juan de Capistrano, ubicada en la población Juanita Aguirre, en Conchalí, en busca de testigos que relaten los pormenores de un supuesto caso de posesión demoníaca que habría afectado a una feligresa en 1993, esperando escuchar un relato espeluznante, que ponga los pelos de punta. Esto, debido a que la historia de la supuesta poseída de Conchalí escaló hasta los medios de comunicación, que de tanto en tanto, dan espacio a reportajes de esta naturaleza para vender más ejemplares de un periódico, aumentar los puntos de rating de un noticiario, o desviar la atención de noticias más relevantes. Para contextualizar, la población Juanita Aguirre es un conjunto habitacional que adquirió la Fuerza Aérea de Chile (FACh) en 1971 en beneficio de sus efectivos, por lo tanto, la capilla anteriormentemencionada es de carácter castrense, que rinde honor a San Juan de Capistrano, Santo Patrono de los capellanes. Nancy Urquieta, la protagonista de esta historia, estaba casada con un funcionario de dicha rama de las Fuerzas Armadas y participaba de forma entusiasta de las actividades de la capilla, llegando a ejercer como catequista, brindando orientación religiosa a parejas que se preparaban para contraer matrimonio. De la cobertura mediática de este hecho, solo se encuentra disponible el artículo titulado “Trágico final de una posesión demoníaca”, publicado en la edición N° 2 de diciembre de 1995 de la extinta revista Revelación, publicación dedicada a la difusión de fenómenos paranormales, ufología y teorías conspirativas. Según consigna el artículo firmado por el fallecido periodista Osvaldo Muray, los hechos que afectaron a Nancy Urquieta se habrían iniciado en 1987 cuando Luis Cid, su marido, se encontraba en comisión de servicio en otra región del país y, para comunicarse con su familia, debía llamar a un vecino, quien transmitía los recados, algo difícil de imaginar en la actualidad, cuando todo el mundo cuenta con un teléfono celular; sin embargo, en esa época la disponibilidad de líneas telefónicas era bastante escasa.

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