HISTORIAS, MEMORIA RURAL Y FUTURO: a 50 años del Golpe de Estado

HISTORIAS, MEMORIA RURAL Y FUTURO: A 50 años del Golpe de Estado ~188~ en los capítulos de cada región, comenzaron a manifestarse mucho antes del 11 de septiembre. El propio Jacques Chonchol reconoce que ya durante el gobierno de Allende, “había más oposición en las sociedades agrícolas del sur, de Temuco, de Valdivia, de Osorno, donde estaban en manos de gente que era mucho más reaccionaria frente a la reforma agraria… Hubo más conflictos en las organizaciones del sur, que eran más combativas y que usaban toda la prensa de los diarios del sur… la mayor parte eran agricultores, dueños de fundos realmente importantes, que se habían acostumbrado a dominar en su zona. No solamente la realidad agraria, sino que la sociedad. Eran un poco la aristocracia de las provincias”258. Heidi Tinsman señala que los “cambios que trajo la dictadura golpearon el centro mismo de todo lo que la Reforma Agraria había pretendido alcanzar. Estos fueron particularmente devastadores para los campesinos varones… la represión a los sindicatos puso fin a las vías por las que los hombres se habían enfrentado a los hombres de élite… En las semanas que siguieron inmediatamente al golpe, la policía saqueó las sedes de los sindicatos y prendió fuego a las banderas de los asentamientos que proclamaban territorio liberado”259. Tal como lo señala el informe Rettig, en estos lugares, así como en la Metropolitana, fueron civiles los que acompañaron, tanto a militares como a carabineros, proporcionando vehículos, dotándolos de insumos, confeccionando las listas de las víctimas, incluso llevándolos hasta donde residían los campesinos, en una verdadera cacería humana en la que, también, fueron sus propios verdugos. En Salamanca fueron algunos comerciantes los que denuncian a campesinos; en Lonquén es el dueño del fundo quien facilita una camioneta para trasladar a los campesinos que serán ejecutados, en Paine son civiles como Juan Luzoro, entre otros; en Mulchén es Carlos Martínez, capataz del fundo, Rolf Düring Pohler, Samuel Arriagada Dominguez, Raúl Tirapegui o Romualdo “Mayo” Guzmán, y varias víctimas son torturadas en la propia casa patronal antes de ser ejecutadas. Lo mismo en Laja donde desde la CMPC del grupo Matte, se proporcionan hombres, alimentos, vehículos y listados para la cacería de campesinos y dirigentes. En La Araucanía, la represión comienza incluso antes del golpe, en Temuco, en las oficinas del Ministerio de Agricultura en Pitrufquén, en San Ramón y Tres Esquinas, en Lobería y Nehuentué, donde el 8 de septiembre de 1973 murió Juan Segundo Quián Antimán, presidente del CEPRO de Lobería. La represión llega antes incluso a Puerto Saavedra y Carahue, entre otros sitios. Luego serán nuevamente civiles como Mario Ramírez, el francotirador del padre Wilfredo Alarcón, así como el conocido Eduardo Díaz; en la actual región de Los Ríos son civiles como Juan Carmach quienes acompañan y facilitan 258 Id. 259 Heidi Tinsman, La tierra para quien la trabaja. Género, sexualidad y movimientos campesinos en la Reforma Agraria chilena, op. cit., pág. 304.

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