EL MANDINGA :: Historias del diablo en la zona central de Chile

185 Cuando Dulia, que esperaba un hijo de Efraín, se enteró de los fatídicos sucesos, comenzó a acariciar su prominente panza y a rezar el Rosario pensando que en el futuro esta criatura inocente podría ser la siguiente víctima de una dinastía maldita que el abuelo Eloy había iniciado en el instante mismo en que, con su sangre, firmó el pacto con el diablo. El caso de la familia Avendaño Si de pactos con el diablo se trata y más allá de las leyendas, en Los Andes es un secreto a voces el caso de la familia Avendaño que misteriosamente se enriqueció de la noche a la mañana. Dado el incierto e inexplicable origen de su nuevo estatus económico, en el territorio comenzó a correr el rumor que el patriarca de la familia habría pactado con el diablo, transando su alma a cambio de un generoso pasar económico que beneficiara a toda su familia. Cuando el patriarca de los Avendaño ya intuía cercano el fin de sus días, adquirió un sitio en el cementerio de Los Andes, donde instruyó la construcción de un mausoleo familiar que, más que una sepultura, aparentaba una especie de fortaleza. Probablemente, en otra época debe haber sido el mausoleo más elegante y fastuoso del lugar, pero en la actualidad presenta un aspecto inquietante y desolador. Quien lo diseñó, incluyó estatuas de variados ángeles y figuras sagradas a tamaño natural, que custodiaban la tumba como si intentaran proteger de todo mal a las personas allí inhumadas. Misteriosamente, casi todas las estatuas han sido derribadas, mutiladas, cercenadas sus cabezas, desmembradas. Casi todas, salvo una. La única que se mantiene impoluta es la estatua del Ángel de la Muerte, como si su inexorable poder fuese muy superior al de los otros ángeles. Consultados los funcionarios del camposanto respecto de dicho panteón, con evasivas esquivaron cualquier pesquisa, casi como si estuviese prohibido hablar de ello. Los tres monitos En el mundo rural de Chile no son pocas las historias relacionadas con el diablo que se repiten en distintos territorios, quizás con pequeñas variaciones y que se asumen como leyendas locales. No obstante, también se escuchan mitos novedosos, oriundos de una determinada localidad y que vale la pena incluir dentro de esta recopilación. Una de ellas es la leyenda de los tres monitos, que el escritor Carlos Tapia Canelo incluye en su libro “Los Andes: folclor y terruño”. CON EL DIABLO EN EL CUERPO

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