Crean centro hortícola con tratamiento de aguas contaminadas en Toconao Noticias Nuestra Tierra

Crean centro hortícola con tratamiento de aguas contaminadas en Toconao

Una de las limitantes para el desarrollo de la agricultura en el Norte Grande es la contaminación natural de las aguas. Este es el caso de la comunidad Aguas Blancas, cercana al pueblo de Toconao, donde existe una actividad agrícola tradicional, pero que a su vez tiene problemas asociados a la presencia natural de boro (B) y arsénico (As) en el recurso hídrico, lo que es tóxico para las plantas (B), limitando fuertemente las especies posibles de cultivar y su rendimiento, y  potencialmente peligroso (As) para quienes consuman los productos que son regados con estas aguas.

En este contexto, la empresa Asitec Ltda. instaló un centro de producción de hortalizas, el cual busca abastecerse con agua limpia para riego, gracias a una planta piloto de tratamiento que la descontamina y que tiene una capacidad de 0,8 litros por segundo (60 m3/día). Esto permite obtener agua con menos de 0,5 mg de B por litro, y menos de 0,01 mg de As por litro, a partir de un agua con 20 mg de B por litro y 3,5 mg de As por litro.

La iniciativa —cofinanciada por la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), del Ministerio de Agricultura— ayudará a esta localidad a contar con una producción de hortalizas frescas de calidad y reducir en parte la cadena de intermediación que hace que los precios locales de estos productos sean muy altos.

Por otra parte, “este centro se perfila como una oportunidad para los habitantes de Toconao de recuperar una actividad agrícola con buenas posibilidades de competir como fuente laboral frente a la actividad minera, en especial como alternativa para las generaciones más jóvenes que cuentan con escasos incentivos para permanecer en la zona”, señala el coordinador del proyecto, Camilo Urbina.

Entre las especies que se cultivan están las hortalizas de consumo fresco de alta demanda local y regional como el tomate, lechuga, pimentón,  y melón. A la fecha ya se tiene la primera cosecha de lechugas y tomates, las que han sido comercializadas en el mercado local y en San Pedro de Atacama, donde existe una alta demanda por hortalizas frescas.

El proyecto ha logrado validar a nivel piloto la viabilidad de la remoción de boro y arsénico que presenta el agua que está disponible para riego en esta localidad, logrando eliminar ambos elementos en forma simultánea, “con un costo de operación compatible con la producción hortícola y que puede ser aún optimizado lo que nos permite proyectar con alto grado de certeza la eficacia y el costo del agua descontaminada con la planta piloto instalada, que será perfectamente compatible con el uso para la producción hortícola comercial”, añade Urbina.

Al respecto, el ejecutivo de innovación de FIA, Juan Carlos Galaz, agrega que este proyecto viene a resolver una problemática constante en este tipo de localidades que presentan sales y metales pesados, en especial las aguas que se asocian a fuentes termales. “En este caso, la presencia de arsénico —afirma— es extremadamente alta, pudiendo llegar a peaks de 6 a 7 mg/L (considerando que la norma OMS para agua potable es 0,01 mg/L), ya que este elemento queda almacenado en los tejidos vegetales y puede ser consumido en concentraciones peligrosas para el ser humano y animales”.

Asociatividad y funcionamiento

 La planta de tratamiento ya está instalada y operando a plena capacidad en la generación de agua para regar los cultivos experimentales de hortalizas. Actualmente el mejor resultado productivo se ha dado  en especies cultivadas bajo invernadero, donde la tasa evapotranspiratoria es menor que en los cultivos al aire libre.

Esta superficie de cultivos piloto está orientada a validar la aplicación comercial final del proyecto y servirá como base para el desarrollo de la cadena de comercialización directa, de la cual serán beneficiarios los miembros de  la Asociación Indígena Atacameña Aguas Blancas.

Además, se evaluará la calidad nutricional y organoléptica de las hortalizas, en forma cualitativa, comparándola con los productos de venta normal en los mercados de productos frescos hortícolas de Calama. El propósito es demostrar que los productos son, al menos, de igual o mejor calidad que los que se pueden obtener desde otras procedencias que abastecen actualmente a la Región de Antofagasta.

Según datos del Censo Agropecuario y Forestal (2007), la Región de Antofagasta posee una baja superficie de cultivos hortícolas, alrededor de 349 hectáreas, entre las que se destacan choclos, zanahorias, habas, ajo y lechugas. Por lo que existe una alta dependencia de abastecimiento desde otras regiones, constituyéndose este proyecto en una oportunidad para favorecer la producción hortícola local.

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